La estación de Station Square se encontraba lleno como de costumbre. La mayoría de las personas abordaban el tren con cierto apuro al igual que las personas que descendían de este. Un joven adulto que vestía un formalmente corría hacia el tren teniendo sumo cuidado de no tirar las hojas que llevaba en brazos, pero para su mala suerte, una ráfaga de viendo salió de la nada, causando que las hojas volaran por todo el lugar. Una luz azulada comenzó a reunirlas en una velocidad impresionante. Al tenerlas todas, se paró enfrente del joven dejando mostrar su verdadera forma.
– Lo lamento mucho –Dijo el erizo azulado, entregándole el paquete de hojas.
El joven solo rió nerviosamente, agarrando con fuerza las hojas.
El erizo azul sonrió alegremente y se alejó, teniendo ahora cuidado de no hacer volar las cosas a su alrededor. Saltó a las vías del tren y se detuvo justo enfrente del tren tras escuchar a alguien gritar.
– ¡Oye! ¿Estás loco? – Exclamó un oficial.
Sonic nuevamente sonrió energéticamente y salió corriendo por las vías.
– Lo siento, pero es la única forma que conozco para llegar más rápido – Se dijo para si mismo.
Aun con la prisa que tenía, prefirió ir un poco lento. Le gustaba mucho ver el mar desde aquella altura, sentir su brisa y su aroma. Si, odiaba el agua, pero no podía negar que aquella vista era hermosa, hasta le daban ganas de saltar y correr hacia el mar para mojarse un poco. Quizás la idea de tomar clases de nado no sonaban tan mal después de todo, pero… ¿Para qué tomarlas? Su lugar era en la tierra, donde podría correr libremente, cosa que en el agua no podía hacer.
Escuchó el tren a lo lejos. Quitó su mirada del mar y prestó atención en el camino. No había necesidad de preocuparse, aquel tren que se dirigía a la estación iba sobre una segunda vía de trenes, el cual estaba a escasos metros del cual venia corriendo.
Bajó un poco más la velocidad y comenzó a saludar con la mano alzada a las personas que estaban en su interior. Algunos de ellos regresaban el saludo, más que nada los niños, pero otros lo miraban como si se tratase de algún loco, aunque de hecho lo era, ¿Quién en esta vida se atrevería a correr en las vías del tren?
El largo transporte llego a su fin. Sonic bajó la mano y regresó su mirada al camino. A lo lejos, pudo ver el lugar al que quería llegar. Aceleró un poco más y en un par de minutos llego a su destino.
Se detuvo en la parada de trenes hecha de madera y bajó de un salto las escaleras. Con la mirada busco el taller de su mejor amigo. Al visualizarlo corrió rápidamente hacia el lugar.
Una vez cerca del taller, camino el pequeño tramo que quedaba. Tocó la puerta y esperó.
Pasó un minuto y nada. Tocó nuevamente pero su joven amigo no abría la puerta.
– ¡Hey Tails! ¡Soy yo, Sonic! – Gritó, esperando que lo escuchara.
Nada. No hubo respuesta alguna. El erizo azulado camino hacia uno de los lados de la casa-taller y vio que el avión del zorro estaba ahí.
– Que extraño, Tails suele llevarse el Tornado a donde quiera que vaya – Susurró para si.
Comenzó a alarmarse. Regresó a la entrada del lugar y abrió la puerta, se le hizo extraño que la puerta no estuviera con llave, cosa que le preocupo aun más. Caminó por todo el lugar, esperando ver a su amigo en alguna habitación, pero la suerte no estaba de su lado.
– ¡Tails! – Comenzó a gritar – ¡Respóndeme!
El lugar se mantuvo en silencio, pero no por mucho tiempo ya que se empezó a escuchar la perilla de la puerta principal. Sonic se colocó en posición de ataque, esperando a que aquel sujeto entrara. Corrió hacia él pero se detuvo justo a tiempo, pues logro reconocer de quien se trataba.
– ¿Sonic? – Nombró el zorro, poniéndose de lado para poder ver ya que las bolsas que tenía cargando le obstruían la vista.
– ¡Tails! – Exclamó el erizo, acercándose a él – ¡Cielos! Y creía que te había pasado algo.
Tails se le quedo viendo confundido, el erizo se dio cuenta y decidió explicarle.
– Tocaba la puerta pero nadie abría, así que decidí abrir la puerta esperando que esta estuviera cerrada pero fue lo contrario, cosa que me hizo preocupar más.
– Lamento haberte hecho pasar por angustia, aunque imagine que vendrías a verme.
– ¿A qué te refieres? – Preguntó.
– Te vi ayudando a una persona en la estación de tren. Intenté alcanzarte pero te fuiste corriendo por las vías en dirección a Mystic Ruins, así que imagine que vendrías a verme – Respondió – Hubiera volado pero estas bolsas no me dejan ver del todo así que tuve que tomar el tren.
– ¿Y por qué no te fuiste en el Tornado? – Cuestionó el erizo.
– No tenía nada que hacer hoy así que preferí matar el tiempo yendo a comprar algunas cosas.
– ¿Y qué hay de la llave en la puerta?
– Bueno… no mucha gente viene por aquí y… pensé que no habría problema – Dijo nervioso el zorro amarillo.
Sonic notó aquello, se cruzo de brazos y suspiró.
– Tails… – Lo llamó, esperando la verdadera explicación.
– Este… Se me olvido – Dijo el zorrito apenado.
El erizo rio por lo bajo. Aun que su amigo fuera muy inteligente, algunas cosillas puede que las deje pasar de largo.
Tails cerró la puerta a sus espaldas con el pie. Se acercó a la mesa más cercana y dejo sus compras encima de esta, teniendo cuidado de que no se cayera nada. Se giró hacia Sonic, este seguía riendo en voz baja, algo que lo hizo sentirse avergonzado.
– Ehm… ¿A qué viniste? – Preguntó, tratando de cambiar tema.
Sonic dejó de reír, aunque aquella sonrisa amplia seguía mostrándose en su rostro.
– Bueno… venia a preguntarte si aun tienes acceso a la base de datos que la G.U.N te prestó.
– Si – Contestó algo dudoso.
– ¡Genial! ¿Podrías ayudarme a investigar algo?
– Claro.
Tails emprendió camino hacia una de las puertas de su casa-taller. Sonic lo siguió. Ambos entraron a una de las habitaciones. En esta se podría ver estantes a la derecha e izquierda, todos estaban llenos de libros, en el suelo había una que otra caja de herramientas y un escritorio con una computadora encima en el centro de la habitación.
El zorro se sentó en la silla de escritorio mientras que Sonic se paró detrás de él, tratando de obtener una buena vista de la pantalla. Vio como el zorro comenzaba a teclear unas cuantas cosas hasta que el emblema de la G.U.N apareció en la pantalla.
– Bien… ¿Qué quieres checar? – Le preguntó.
– Quiero averiguar el nombre de dos personas… erizos para ser más exactos – Comentó.
Tails tecleó un poco más e hizo aparecer una lista de erizos.
– Uhm… hay más de lo que esperaba. ¿Tienes algún dato que nos pueda ayudar más?
– Te puedo dar la descripción de él, si eso ayuda.
– ¡Por supuesto!
El erizo comenzó a darle una descripción detallada de aquel sujeto, dándole tiempo a Tails para que tecleara lo necesario. Esperó a que la computadora cargara la información. Tardaba demasiado, Sonic comenzaba a desesperarse, pues le precia una eternidad.
– ¡Listo! – Exclamó Tails – ¿Es este el que buscas? – Preguntó.
Sonic se acercó un poco más a la pantalla para verlo mejor. Sonrió gustoso.
– Ese mismo – Respondió.
– Su nombre es Somber The Hedgehog, tiene diecisiete años y trabaja para la policía.
– ¿Policía, eh? Pues no parecía para nada uno de ellos.
– Dice aquí que solo trabaja para ellos cuando se trata de un caso extremadamente peligroso, como de asesinos seriares o terroristas.
– Nada mal – Dijo levemente sorprendido – Entonces la chica que sigue es un peligro –Susurró.
– ¿A qué te refieres? – Preguntó logrando apenas escucharlo.
– Me topé con ese chico en Station Square. Tenía una foto de una eriza, cuando le pregunté quien era no quiso responder.
– Esa chica puede ser cualquier cosa, su amiga por ejemplo.
– O puede que no quiera que me meta en sus asuntos para no ponerme en peligro. ¿Sabes? ¡Ni siquiera supo quién era yo! – Dijo levemente molesto.
– Bueno, para estar seguros… dame los datos que aquella chica.
El erizo asintió y comenzó a darle una descripción algo detallada.
La computadora comenzó a cargar los datos. Después de unos minutos la pantalla marcó un error.
– Dice aquí que no tienen información sobre alguien así.
Sonic frunció el ceño. Tanta espera para nada.
– Oh bueno… – Suspiró – Gracias por la ayuda Tails – Agradeció caminando hacia la puerta.
– ¿Qué tienes planeado hacer? – Le preguntó.
El erizo azul colocó su mano en la perilla. Abrió la puerta y se giró levemente hacia su amigo.
– Averiguar más de esa chica. Si resulta ser una amenaza, ayudaré a Somber a encontrarla.
– ¿Crees que querrá?
– Quiera o no, yo lo ayudare, además… no dejare que se lleve toda la diversión – Sonrió y salió corriendo del lugar, dejando al zorro completamente solo y preocupado…
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